En Alemania, el movimiento comienza concentrando una mirada hacia lo profundo, hacia la espiritualidad, provocando un escape de la razón y dándole importancia a lo popular al igual que en Inglaterra. En Goethe se ve reflejado esto, precisamente en “Fausto”, cuyo personaje principal fue concebido de un personaje que venía de fines del siglo XVIII. El autor vio representado a su personaje principal en una obra de Títeres; era un médico que adivinaba la suerte y cuya sabiduría fue lograda debido a un trato hecho con el diablo. Este relato tuvo que ver con una historia popular que pasó de generación en generación como un hecho verdadero que realmente existió.
Todo lo relacionado con las historias transmitidas oralmente, los mitos, los personajes caracterizados como héroes valientes y tenaces, muchos de ellos con visiones místicas, interesaron de gran manera a los autores románticos.
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